Wibutee, la cultura libre, la mulita y la censura

Siempre me consideré omnívoro en cuanto a gustos musicales. Entre los discos que tengo se pueden encontrar desde músicos enrolados en el ruidismo hasta CDs de Chico Buarque, pasando por el Rock Chabón. Beth Gibbons, Rodolfo Mederos, algo del Jazz experimental inglés y las versiones de Keith Jarret del clave bien temperado. Una mezcolanza, bah.

Si bien hay géneros que me atraen más que otros, la idea que desde que recuerdo guió mi gusto melómano autodidacta ® es que siempre se puede encontrar algo interesante en el sinnúmero de posibilidades que ofrece el panorama musical contemporáneo. Para decirlo de una manera que puede sonar pedante, siempre pensé que estaba muy por arriba de la media en cuanto a información musical y que poseía un oído de bueno a excelente. Hasta que conocí Pandora.
No la de la famosa caja, sino algo mucho menos terrible e infinitamente más placentero, con perdón de nuestros clásicos de la mitología. Tim Westergren, el cerebro detrás del invento, definía así su posibilidades en una entrevista :

¿Cómo se te ocurrió el concepto de Pandora y el Music Genome Project? Ahora suena lógico pensar en las características de la música como genes, música como DNA. ¿Cómo se te ocurrio utilizar la palabra genoma para el proyecto?TW: Veamos. Nuestra idea detrás del genoma de la música … nuestra idea detrás de la compañía, fue encontrar una forma de crear una plantilla universal, un conjunto de atributos universales, que podrían describir una amplia variedad de música, algo así como los colores primarios, en el sentido que puedes crear cualquier color a partir de sólo tres.La idea fue crear una base que pudiera describir todo. Es lo mismo que el Proyecto del Genoma Humano ha hecho. El Proyecto del Genoma Humano está pensado para identificar todos los elementos que definen, por ejemplo, si una persona mide 7′ 2” o 3′ 4”; es negra o blanca; tiene ojos verdes o azules; corre lento o rápido; etc. Es exactamente la misma idea. Estas son las piezas fundamentales.

Pues bien, cuando conocí Pandora, me di cuenta de lo poco que «sabía» de música. Que existen miles y miles de grupos de calidad, esperando ser escuchados por nosotros. Que realmente, no alcanza con una (sola) vida para poder abarcarlos. Que un invento aparentemente anodino, puede demostrar insospechadas conexiones entre los seres humanos. Un habitante de Noruega puede tener los mismos gustos musicales que alguien del sur de la provincia de Buenos Aires…

Todo esto puede sonar a perogrullada, pero durante el año largo que usé Pandora sentí que mis horizontes musicales se ampliaban sin límite a la vista y que cada vez que me proponía una nueva banda, las posibilidades de que me gustara eran de un 80 o un 90 %, sin exagerar. Lógicamente necesitaba un aliado en ese nuevo mundo y llegó de la mano de la mulita. Un programa que ya había usado antes, pero que ahora también me descubría su potencial. Discos raros, o directamente inencontrables allí estaban, esperando para ser «bajados» y compartidos.

Sí, compartidos, porque además la mulita «premia» a los que más comparten, haciendo que la información y los contenidos fluyan más rápidamente para los que ponen a disposición de los demás sus materiales. Pude comprobar el altruísmo (sí, altruísmo) de gente que se toma el trabajo de poner hasta los booklets de sus discos en PDFs para compartir. Una manera de que todos podamos tener archivos similares y de calidad. Todo esto, sin fines de lucro, por más estupideces que diga la industria discográfica, la cinematográfica o sus representantes.

Y aquí entra en esta historia uno de los malos de la película. Debido a la Digital Millennium Copyright Act (DMCA), que es la que regula y otorga las licencias para la música que se puede escuchar por Pandora y que tiene status federal, la emisora ha tenido que dejar de emitir fuera de USA. Lo explican en un correo que enviaron a todos sus usuarios y también en las preguntas frecuentes:

Delivery of Pandora is based on proper licensing from the content rights holders – we have always believed strongly in honoring the guidelines as determined by the artists, labels and publishers. In the U.S. there is a federal statute called the Digital Millennium Copyright Act (DMCA) that provides this license for all the music you hear on Pandora. Unfortunately, there is no equivalent license outside the U.S.

En suma, una empresa pequeña, que sólo ganaba con la publicidad nada intrusiva que aparecía a intervalos mientras uno escuchaba la música, es estrangulada por las grandes compañías, que se valen de argumentos legales a medida. Y si no valen los «argumentos» siempre puede recurrirse a la represión lisa y llana o a las campañas para infundir temor en los usuarios acusándolos de piratas, ladrones y yo que sé cuantos delitos más. Lo que está claro es que esas grandes compañías, multinacionales todas y que viven del trabajo ajeno (músicos, pero también técnicos, ingenieros, etc, etc), ven peligrar sus ingresos millonarios y se largan a perseguir con sus abogados, con sus jueces, con su policía, con sus normas a todo aquel que ose desafiar su posición dominante en el panorama mundial de la música y la cultura. O sea, todos los que estamos del otro lado del mostrador.

Una historia vieja y conocida.

¿Y Wibutee? ah sí, una excelente banda de electro-jazz noruego, pero ése es material de un post futuro. Continuará…

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